Menos mamografías, misma seguridad

El ensayo Mammo-50 presentado en el Simposio del Cáncer de Mama de San Antonio (SABCS23) da a conocer resultados equiparables en mujeres mayores de 50 años que optaron por reducir la frecuencia de las mamografías a cada tres años después de una cirugía curativa para el cáncer de mama en etapa temprana de manera segura y efectiva versus aquellas que siguieron mamografías anuales.

En el Mammo-50, fase III, Dunn y colegas inscribieron a 5.235 mujeres que habían sido sometidas a  cirugía curativa para extirpar el tumor, que estuvieran libres de recurrencia tres años después de la cirugía y tenían 50 años o más en el momento del diagnóstico. Las participantes fueron asignadas al azar en una proporción de 1:1 para recibir mamografías anuales o mamografías menos frecuentes, definidas como cada dos años en pacientes que fueron llevadas a cirugía conservadora y cada tres años en pacientes sometidas a mastectomía.

Después de 5 años de seguimiento, la supervivencia específica del cáncer de mama fue del 98.1% y la supervivencia general fue del 94.7% en las pacientes del grupo de mamografías anuales. Para las pacientes que recibieron mamografías menos frecuentes, la supervivencia específica del cáncer de mama fue del 98.3%, y la supervivencia general fue del 94.5%. Asimismo, a los 5 años, el 5.9% de las pacientes en el grupo de mamografías anuales y el 5.5% de las pacientes en el grupo de reducción de la frecuencia experimentaron una recurrencia. Estos resultados indican que entre a menos cantidad de mamografías los resultados no empeoran.

Aunque la adherencia al programa de mamografías asignado fue menor en las pacientes del grupo de reducción de la frecuencia (69%, en comparación con el 83% en las pacientes del grupo anual), un análisis de sensibilidad confirmó que esto no afectó las conclusiones. Además, un subestudio concurrente realizó evaluaciones anuales de la calidad de vida de las pacientes, incluyendo medidas de bienestar mental, angustia y otras preocupaciones, utilizando cuatro cuestionarios validados y no se detectaron diferencias entre los grupos del ensayo.

Los autores concluyen que es importante tener en cuenta las limitaciones del estudio que incluyen su aplicabilidad exclusiva a pacientes mayores de 50 años en el momento del diagnóstico y que pasaron tres o más años desde la cirugía, además cabe resaltar que se deben seguir generando este tipo de ensayos para optimizar los servicios siempre que sea posible sin perjudicar a las pacientes y se plantea preguntas interesantes sobre la optimización de los programas de detección del cáncer de mama en mujeres mayores.