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Mejorando las pautas de tratamiento para el carcinoma hepatocelular.

GI
Imprescindibles de la semana

Fecha

9 ago 2023

Resumen

Los oncólogos se encuentran ante un reto en cuanto al tratamiento secuencial del cáncer hepático debido a la falta de un enfoque definido en las actuales guías. Una revisión reciente tiene como objetivo ofrecer orientación con datos concretos y algoritmos en este complejo escenario terapéutico.

El tratamiento actual del cáncer hepático se basa en terapias sistémicas en la mayoría de los casos, que incluyen hasta 4 o 5 regímenes con una variedad de medicamentos como Sorafenib, Atezolizumab, Bevacizumab, entre otros. Estos fármacos han demostrado extender la supervivencia global en más de 19 meses. 


A pesar de los beneficios y las guías de manejo tanto americanas como europeas, la falta de una secuencia de tratamiento clara ha llevado a expertos a revisar y guiar las decisiones clínicas mediante una revisión. Esto permite integrar las recomendaciones de las pautas existentes con nuevos datos.

Estos fármacos han demostrado extender la supervivencia global en más de 19 meses


El algoritmo se basa en el perfil del paciente adecuado para la inmunoterapia y en las pautas proporcionadas por diversas asociaciones, como la American Association for the Study of Liver Diseases (AASLD), American Gastroenterological Association (AGA), American Society of Clinical Oncology (ASCO), European Association for the Study of the Liver (EASL), Eastern Cooperative Oncology Group (ECOG), European Society for Medical Oncology (ESMO) y National Comprehensive Cancer Network (NCCN). También se tienen en cuenta factores de alto riesgo gastrointestinal, sangrado esofágico, enfermedad autoinmune y antecedentes de trasplante de hígado. 


Con esta información, se determina la secuencia de tratamiento, que puede incluir inhibidores de la tirosina quinasa (Lenvatinib o Sorafenib), el anticuerpo bloqueador del ligando 1 de la muerte celular 1 (PD-L1) y el anticuerpo contra el factor de crecimiento endotelial vascular (Atezolizumab y Bevacizumab, respectivamente), o la combinación de un inhibidor del antígeno citotóxico de los linfocitos T4 (CTLA-4) y un inhibidor de PD-L1 conocido como STRIDE (Tremelimumab + Durvalumab).


Para decidir la secuencia de tratamiento siguiente, se evaluará si hay progresión de la enfermedad mediante la utilización de moléculas como los inhibidores de cinasas (Cabozantinib, Regorafenib y Ramucirumab), así como otros anticuerpos monoclonales que bloquean la proteína PD-1 en las células T del sistema inmunológico (Nivolumab o Pembrolizumab), y el otro anticuerpo monoclonal que bloquea la proteína CTLA-4 (Ipilimumab).


Los resultados de este estudio permiten a los oncólogos tomar decisiones y ofrecer orientación en un entorno terapéutico altamente complejo y en constante cambio.


Lea la revisión completa en

https://jamanetwork.com/journals/jamaoncology/fullarticle/2808069?resultClick=24

Referencia

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