ETOP (European Thoracic Oncology Platform) y IBCSG (International Breast Cancer Study Group) dan una perspectiva del auge de los conjugados anticuerpo-fármaco (ADCs)
Fecha
6 may 2024
Resumen
Los Conjugados Anticuerpo-Fármaco (ADCs) son armas potentes contra el cáncer, con más de 100 en desarrollo clínico. Uniendo anticuerpos a fármacos, se dirigen a células tumorales, reduciendo la toxicidad. En cáncer de pulmón y mama, como el T-DXd, muestran promesas, pero se necesita más investigación para optimizar su uso y mejorar resultados.
Los conjugados anticuerpo-fármaco (ADCs) han emergido como una potente arma en la lucha contra el cáncer, mostrando un crecimiento significativo desde la aprobación de los primeros en la década de 2000. Más de 100 están actualmente en desarrollo clínico, con 14 ya aprobados. Estos innovadores tratamientos consisten en un anticuerpo monoclonal (mAb) que transporta un fármaco citotóxico unido por un enlace, diseñados para dirigirse específicamente a antígenos tumorales, mejorando la eficacia y reduciendo la toxicidad sistémica.
La clave del éxito de los ADCs radica en la selección óptima del mAb y la conjugación específica del sitio, garantizando la unión selectiva a las células tumorales y la liberación eficiente de la carga. Además, la elección de la carga es crucial, requiriendo agentes altamente potentes, solubles y estables en plasma. La relación fármaco-anticuerpo (DAR) y el potencial del "efecto espectador" de la carga también influyen en la eficacia del ADC.
En el frente del cáncer de pulmón, la resistencia sigue siendo un desafío importante. Sin embargo, los ADCs como T-DXd dirigido a HER2 muestran promesa en pacientes con mutaciones específicas. Estudios recientes como el Destiny-Lung02 sugieren que dosis más bajas podrían mantener la eficacia con un perfil de seguridad mejorado, abriendo nuevas posibilidades terapéuticas.
En el contexto del cáncer de mama, varios ADCs están establecidos y en desarrollo clínico. Para el cáncer de mama metastásico HER2+, el T-DXd ha demostrado ser eficaz como terapia de segunda línea, superando incluso a la terapia de elección del médico en ensayos clínicos. Recientemente, ha obtenido aprobación para su uso en cáncer de mama metastásico HER2-bajo después de quimioterapia previa, ampliando su espectro de aplicación.
A pesar de estos avances, aún hay mucho por aprender para optimizar el uso de los ADCs en la práctica clínica. La identificación de subgrupos específicos de pacientes y la exploración de enfoques de combinación son cruciales para maximizar su eficacia. Además, se necesita una mayor investigación para comprender completamente la complejidad de los ADCs y su integración como estándar de atención en el tratamiento del cáncer.
En resumen, los ADCs representan una prometedora vanguardia en la terapia oncológica, ofreciendo nuevas esperanzas para pacientes con diversas neoplasias. Sin embargo, su éxito continuo depende de un enfoque estratégico en la investigación y la colaboración para optimizar su uso clínico y mejorar los resultados para los pacientes.